La conciencia ortográfica

ABSTRACT

Mi TFM trata el tema del desarrollo de la conciencia ortográfica en los alumnos de Secundaria. 
La naturaleza social de la comunicación a través de Internet puede representar una importante herramienta para motivar a los alumnos a escribir y a desarrollar su conciencia ortográfica. Al facilitarse la socialización de la escritura mediante las redes sociales, pueden llegar a poner más atención y reflexión acerca de la calidad ortográfica de sus composiciones escritas. Mediante grupos y foros de discusión simultánea, tanto alumnos como profesores pueden interactuar en tiempo real y desde cualquier punto, sea el edificio escolar, sea su propia casa; pueden expresar su opinión acerca de los trabajos colgados por sus compañeros; pueden, en definitiva, desarrollar y compartir sus conocimientos, algo de suma importancia en el proceso de aprendizaje.

Resumen

Este Trabajo de Fin de Máster tiene como objetivo desarrollar la conciencia ortográfica de los alumnos de primero de la ESO C del IES Josep Iborra de Benissa, mediante un trabajo que implique la producción de textos escritos reales y significativos para los alumnos. Para ello, desarrollaremos un trabajo que consiste en la publicación de los textos escritos por el alumnado en un blog, dado que pensamos que, de esta manera, la escritura tiene un fin real y no servirá solamente para que el profesor la corrija. Creemos, pues, que los alumnos pasarán a reflexionar sobre lo que escriben, puesto que su labor será apreciada por lectores reales

Práctica X: La conciencia ortográfica

El tema escogido para la realización del TFM pertenece al ámbito de la identificación y análisis de una problemática en un aula. En concreto, se analiza el problema sobre la conciencia ortográfica que incide en el alumnado de 4º ESO.

Se considera que el tema propuesto está insertado dentro de una errónea propuesta educativa que no llega a solventar y cumplir los requisitos de aprendizaje; los alumnos no saben qué funcionalidad tiene la ortografía en la comunicación. El docente de Lengua castellana y Literatura no reflexiona sobre este aspecto y simplemente se dedica a descontar los errores ortográficos cometidos en los exámenes sin otorgarle mayor importancia. Además, el problema se expande a nivel social, ya que, hay ámbitos en la actualidad donde la ortografía tiene poca o escasa validez (medios de comunicación o redes sociales). Vivimos en un mundo donde la escritura está muy viva, sin embargo, no en el mismo nivel que la ortografía, disciplina que la conforma. 

Los individuos defienden que simplemente con que un texto se entienda es suficiente, pero el docente debe fomentar en los alumnos la necesidad de expresarse con corrección. 

Relato

Mi vida en 2030

Y por fin llegó el día en el que me dieron la noticia de que había aprobado la oposición y, lo más importante, había conseguido plaza en un centro. Creí que era uno de los momentos más emocionantes de mi vida o, al menos, de estos últimos años en los que me había pasado los días sentada frente a una pared, rodeada de libros y apuntes. Pero sí, al fin, en el año 2030 había conseguido mi propósito.

Dos días más tarde llegué al instituto en el que debía comenzar mi labor como docente. Perdón, ¿He dicho instituto? En mis años de estudiante he de decir que ese era el nombre, pero reconozco que eso parecía cualquier cosa antes que un instituto.

Me encontré frente a unos muros blancos, metalizados, en los que apenas había ventanas. Los techos eran increíblemente altos, y las luces tan blancas que era imposible ver con claridad a la persona que tenías enfrente. Estaba totalmente perdida en aquel pasadizo, cuando al fin, pitó la sirena que anunciaba la entrada a clase.  Al menos ese sonido me resultaba familiar…

Comenzaron a aparecer estudiantes por todos los sitios pero no logré que ninguno me dijera cuál era la clase de 3ºB de la ESO. Todos los alumnos miraban a unas pantallas que llevaban en las manos y ni siquiera hablaban los unos con los otros. Aún no logro entender la agilidad que tenían para esquivarse.

Diez minutos más tarde, logré encontrar la clase pero no podía creerme lo que estaba viendo. Todos los alumnos llevaban unas gafas totalmente digitalizadas y unos cascos en el que escuchaban la lección. Observé detenidamente las gafas ¡Eran increíbles! Pasaban imágenes a una velocidad fuera de lo normal. Además, aquellas “gafas” no paraban de pronunciar datos y datos, aparecían flechas, mapas conceptuales, todo me resultaba un caos. No lograba entender absolutamente nada, ¿Qué estaba pasando?, ¿Qué me había perdido durante todos estos años?, ¿Quiénes eran estas máquinas de procesar información? Y sobre todo ¿Qué hacía yo en medio de todo esto?, ¿Qué podía enseñar que no pudieran ver en aquel artilugio?

Llegué a mi casa totalmente desolada, no entendía para qué me necesitaban en un sitio en el que los alumnos tenían toda la información en la palma de su mano. Tras una larga noche de reflexión, llegué al instituto a la mañana siguiente con la mentalidad totalmente cambiada. Sí, era cierto, esas máquinas podían enseñarles fechas, datos, imágenes… Pero no podían enseñarles a pensar, a reflexionar, a entender el porqué de las cosas, a disfrutar leyendo o a sentirse protagonistas de una historia y, sobre todo, no podían enseñarles a madurar como seres inteligentes e independientes y esa era mi labor como docente. 

La comprensión lectora

La comprensión lectora

Durante mi estancia en el instituto en el que realicé las prácticas pude observar que, como bien nos informan los informes PISA cada cuatro años, los alumnos no entienden lo que leen, es decir, la comprensión lectora de éstos no es la adecuada ni para su edad ni para el nivel de estudios en el que se encuentran. Por ello, decidí que el problema de la comprensión lectora sería el tema que trabajaría en mi TFM, puesto que es algo que afecta tanto al presente de los alumnos como a su futuro. Si los alumnos no son capaces de entender lo que leen nunca podrán realizar bien los exámenes o ejercicios que les propongamos. En mi trabajo, crearé una serie de actividades con un enfoque más moderno que el que emplean muchos docentes en la actualidad eliminando, ante todo, los exámenes de comprensión lectora, puesto que con éstos el alumno no logra mejorar su comprensión.